Una democracia expansiva


«El abrazo» de Juan Genovés, el original está en el Museo Reina Sofía, el artista donó los derechos de autor a Amnistía Internacional

Ninguna imagen como «El abrazo» representa mejor el espíritu de la Transición. La amnistía (reclamada en manifestaciones multitudinarias) que puso en la calle a los presos políticos y sindicales, como los del Proceso 2001. Pero que también amnistió a los policías torturadores, a los que todavía no se ha podido juzgar.

Nuestra democracia nació de pacto y eso supuso aceptar una monarquía sin someterla al voto popular. Nuestra Constitución resultó muy avanzada en su reconocimiento de los derechos civiles y políticos, pero cicatera con los derechos sociales y económicos, con grandilocuentes enunciados, que solo son orientaciones para que los poderes públicos los hagan realidad mediante políticas y servicios públicos.

Uno de aquellos amnistiados fue Nicolás Sartorius, un aristócrata, que se sumó a la lucha de la clase obrera (como se decía entonces) como abogado de CCOO y como tal juzgado y condenado en el Proceso 2001, Sartorius luchó por mantener al PCE en la vía del eurocomunismo. Ahora cuando proliferan las obras sobre el fin de la democracia, Sartorius no propone su ampliación como modo de regeneración democrática.

A nivel nacional, la ampliación tiene que pasar por hacer vinculantes los derechos económicos y sociales. no solo por la vía de su exigibilidad ante los tribunales, sino sobre todo mediante reservas presupuestarias, que garanticen servicios públicos de calidad. Y profundizando en nuevos derechos medioambientales o el derecho a preservar la privacidad de nuestro cerebro, frente a los sistemas de intrusión . Y dando mayor protagonismo a los derechos de los jóvenes a vivir independiente… Luchando contra la desinformación. Todo un «programa de regeneración democrática»…

Si algo tiene claro el autor esta expansión democrática (o modo para ir terminando con el capitalismo) ya no puede hacerse (como en los años gloriosos) en el estrecho marco del estado nacional. Ahora la expansión de la democracia tiene que hacerse globalmente, especialmente por medio de organizaciones de integración y en ese sentido la UE es el marco ideal, no solo para expandir los derechos, sino también para conseguir un bienestar con justicia. La UE tiene muchos agujeros, como su política migratoria. Pero la ultraderecha puede destrozar este exitoso experimento, no tanto por su presencia en el Parlamento. como por su control de cada vez más gobiernos. Estamos ante el riego de en lugar de expandir, comprimir la democracia.

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